sábado, 4 de agosto de 2012

Historia

La Historia es la única que puede
sazonar mi hambre de curiosidad.
Nunca se acaba.
Nunca terminas de comprenderla,
leerla o de estudiarla.
Cada vez que avanzas entre los párrafos cómplices
aparecen nuevas ideas multiformes.
La Historia sacia mi sed de querer más,
de creerme inquisidor de alguna verdad.
Historia, histrión, histeria.
¡Iridiscente, múltiple, etérea!
¡Cómo no te cansas de esta vida!
¡No te agotas ni te hostigas!
A mi nunca, nunca me hostigas
y si lo hicieras ¡ven y castígame!
Cada letra, palabra, frase que armas;
cada rincón, secreto, relato que preparas,
cadencioso a mi gusto y de compás noble,
colmas de entusiasmo mis entrañas;
¡Historia, yo te amo!
¡Aunque más te desconozco que percibo,
toda mi vida te perseguiré,
no te dejaré, ni te restaré!
Me entrego a los laureles de inquirirte a diario,
eres mi brebaje erudito,
mi destino altivo.
Mi pasión empedernida.






No hay comentarios:

Publicar un comentario