No es usual para mi, debo confesarlo.
Ese malestar estomacal no causado por una presunta enfermedad.
Es más bien, el otro tipo de "enfermedad",
aquella de la que yo me burlaba, arisca e indiferente, como suelo ser.
No hay culpables, en ninguna parte.
La razón, traidora me engañó.
Otras veces yo sabía controlar la situación,
ahora no sé que hacer.
Temo y siento.
Es punzante, es molesto.
Odio estos sentimientos.
Adiós a mis comentarios, llenos de jactancia
pues, no soy más que otra, que ha caído a el revoloteo incesante.
Cuando mi condición no me favorece, los consejos del pasado
no me sirven, ¡inútilmente!
La que ahora quiere un escape.
Soy yo.
Pero en los problemas del corazón, no existe la salida.
Solo hay temor y otros furores.
Afrontar los dolores, y dejarse llevar con las pasiones.
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